Cuando se habla de «la Internet de las cosas», lo primero que viene a la mente es una casa domotizada y conectada a Internet que nos avisa de todo en el móvil, y a la que podemos controlar desde el teléfono.

Ejemplo típico. Imaginemos el frigorífico inteligente que sabe lo que tiene en su interior y cómo lo hemos ido consumiendo. Por tanto, sabe lo que necesitas y puede decírtelo o mejor aún, hacer el pedido por ti.

También se nos ocurren ideas como encender aparatos antes de que llegues a casa, como la lavadora, el robot de cocina, el horno, la calefacción, el aire acondicionado, etc.

Quizá relojes y pulseras inteligentes que recogen y vuelcan información al llegar a casa, o por el camino, que te permiten vigilar las constantes de una persona mayor y avisar al médico si es necesario.

Ya tenemos un montón de cosas actualmente conectadas a Internet, además de ordenadores, la videoconsola, la tele, la tablet y el teléfono móvil. Piénsalo un momento ¿Podrías pasar hoy en día sin Whatsapp?.

Pero se trata de conectarlo todo, todo, todo. Por ejemplo, podrías incorporar en tu llavero una etiqueta RFID, como la que hace saltar la alarma de la tienda si la dependienta se olvida de desactivarla, y así encontrarías las llaves aunque te las hayas dejado en la otra parte del mundo.

Si todo lo que adquieres ya lo lleva incorporado, podrías saber todas las cosas que tienes y desde cuándo. Donde están en cada momento, si están funcionando bien, o cuando hay que sustituirlas.

LAS EMPRESAS TIENEN MUCHO INTERÉS EN LA INTERNET DE LAS COSAS

En septiembre de 2014 Telefónica lanzó el “Thinking things” concepto muy parecido al X10 que se inventó en 1976 para controlar los aparatos eléctricos de casa desde un mando a distancia o incluso llamando al teléfono fijo de casa. Desde el punto de vista del usuario no hay mucha diferencia, excepto que tienes toda la información en el móvil.

Y Google se ha gastado 3200 millones de dólares en la compra de Nest, empresa que fabrica termostatos que puedes manejar desde el móvil. ¿Qué significa esto? ¿En que están pensando Google y Telefónica? Yo creo que está claro. Aquí hay negocio.

No es ciencia ficción. Ni siquiera es futuro. Ya tenemos varios ejemplos desde hace años, las etiquetas RFID tiene un coste ridículo, de unos céntimos, y se podrían instalar literalmente en “todo”. Servirían para identificar las cosas de las que sólo queremos saber si tenemos o no tenemos, y quizá algún dato más como una fecha de caducidad.

Algunos chips de identificación canina funcionan de manera parecida. Y algunos  marca-pasos también se pueden “leer” y ajustar así.

Y ya existen muchos vehículos que incorporan comunicación con el fabricante, “on line”. Todo podría tener incorporado un chip con una identificación legible por una tecnología sencilla, o tener una dirección IP y hardware de comunicaciones  Wifi o Bluetooth que le permita comunicarse con el resto del mundo.

En la ciudad se podría saber cuántos coches hay exactamente, donde están, y cuantos aparcamientos quedan libres. Los semáforos podrían ser por fin inteligentes y detectar si hay personas para cruzar, detectando su móvil, o su pulsera inteligente, o incluso sus pantalones.

Las empresas tienen mucho interés, sí. Por ejemplo, las balizas informativas basadas en el Bluetooth de baja potencia, van a dar mucho que hablar. Podrán ofrecer publicidad de proximidad, al detectar tu móvil (o el chip que tienes implantado en el brazo o en la ropa) y enviarte al móvil, o al cartel publicitario más cercano, el anuncio personalizado que “sabe” que más te va a interesar. ¿Te suena esto de alguna película? Hay varias en las que aparece esta escena ¡Y ya se está haciendo!.

Todo esto unido a la posibilidad de pagar directamente con el teléfono móvil, va a cambiar nuestra manera de actuar en el mundo.

LOS PROBLEMAS, VARIOS

Nos pareceremos a un personaje de videojuego. De esos que se mueven por mundos virtuales y que pueden consultar en cada momento su inventario de “cosas” que han ido recolectando durante el juego. Tendremos catalogadas las 1000 o 5000 cosas con las que se estima que cualquier persona interactúa habitualmente.

Perderemos parte de intimidad aunque sea con nuestro consentimiento. Las empresas tendrán mucha más información de nosotros. ¿Y qué hay de los ladrones? Podrán espiarnos en casa. Quizá podrán consultar nuestro “catálogo” y hacerse una idea exacta de todo lo que nos pueden robar. Peor aún, podrían hacerse con el control de nuestro hogar y no permitirnos entrar.

Cuando llegue el momento, en ProdeX te enseñaremos a instalar y configurar un “cortafuegos” profesional en casa, además del router wifi.

Seguramente tú no tienes mucho interés a nivel particular pero las empresas sí que están interesadas, y cada vez más lo vamos a ver más por todas partes. Primero en la industria, seguro, pero rápidamente se va a ir implantando en todo lo que nos rodea.

Cuando estemos acostumbrados a que todo esté conectado y disponible y tengamos una absoluta dependencia, me pregunto qué puede pasar el día que se te olvide el teléfono en casa, o si se produce un apagón temporal de Internet.

En fin, yo no sé si quiero que mi lavadora me hable y me diga que ha encargado detergente de la marca “Prodex el limpio” en el supermercado “X”, porque le ha dicho el televisor que es el anuncio que más veces he visto sin cambiar de canal… ¿Y tú que piensas?.